jueves, 10 de mayo de 2012

Divagando con Colgate

Uno de mis momentos de mayor "lucidez" a lo largo del día ocurre cuando me estoy lavando los dientes.


No sé qué es lo que me pone en ese trance, a lo mejor el efecto de la "menta salvaje", las "microcápsulas limpiadoras" o el "protector anticaries", pero cada vez que me estoy cepillando empiezo a pensar en cosas que de otra forma ni se me pasarían por la cabeza.


¿Quién no se ha quedado embobado mirándose al espejo? O pensando "¿y si se me aparece un fantasma a mis espaldas?" (Yo te maldigo, cine de terror...)


Y si no me da por pensar, me da por leer, así que ya tengo todas las etiquetas de productos de cosmética más que aprendidos. Podéis preguntarme cualquier ingrediente de un desodorante roll-on marca "Sainsbury´s", que os diré la posición exacta. O no, pero casi.
Lo que me pasa cuando me lavo los dientes viene siendo como cuando te da por leer etiquetas de champús cuando estás "despidiendo a un amigo del interior", pero más higiénico y con mejor aliento. 


Sé que ahora estaréis pensando "Y a qué viene esto, el imbécil este me ha hecho perder dos minutos muy valiosos de mi vida. Podría haberle dado a `Me gusta´a la foto de un gatito en Facebook.", pero este fue uno de los pensamientos que se me vinieron a la cabeza hace un rato cuando estaba con mi amigo Colgate. Pensé: "si tengo un blog tengo que actualizarlo con frecuencia, que si no va a estar más vacío que la biblioteca de un tertuliano de Telecinco."


Por eso mismo estoy escribiendo esto, para que vosotros, oh pequeñas criaturitas sedientas de contenidos, bebáis de esta fuente de chorradas dignas de un loco de un manicomio guatemalteco.


Os dejo con un vídeo que puede ser instructivo para algunos de vosotros. Si es así, que os follen bajo un almendro.



¡Un abrazo y sed felices, yonkis del Blogger!

No hay comentarios:

Publicar un comentario